sábado, 12 de noviembre de 2011

Suite francesa



Suite francesa es ante todo una novela autobiográfica. La autora cuenta de manera magistral los días previos a la invasión alemana, y el éxodo de miles y miles de parisinos que incrédulos dejan tras de sí todo. Estamos en la Segunda Guerra Mundial. A medida que los alemanes van avanzando por todo el país, Irène Némirovsky describe con acierto, como el orden social establecido se desmorona, para dar paso a una de las épocas más terribles de la historia europea.

La novela se ideó en cinco partes, sin embargo, la escritora -detenida por los gendarmes franceses el 13 de julio de 1942 y enviada a Auschwitz, donde murió asesinada el 17 de agosto-, sólo tuvo tiempo de escribir dos:

- Tempestad en junio. Se centra en el éxodo de la población francesa, en su huída a pie y en coche de París. En las artimañas para conseguir comida, cama, gasolina. Personajes de toda condición unidos por su lucha por la supervivencia en un mundo que ya no reconocen como suyo.

- Dolce. Habla de la ocupación de un pueblo francés por parte de un regimiento alemán, y de como cambia la vida de sus habitantes con su llegada. Los sentimientos contradictorios tanto de los ocupantes como de los ocupados se desvelan de forma magistral. El colaboracionismo, las delaciones, y las historias de amor que surgen entre ambos bandos centran esta segunda parte.

Irène Némirovsky pertenecía a una acaudalada familia judía de Ucrania que huyó de Rusia en la revolución de 1917 y se estableció en París en 1919. Su educación fue exquisita, pero sufrió la soledad en su niñez. Obtuvo la licenciatura de Letras en la Sorbona y publicó su primera novela, David Golder en 1919. Muy pronto se convirtió en una escritora de gran prestigio en Francia.

Escribía en francés -la aristocracia y burguesía rusa usaba el francés como lengua de distinción- aprendido de su aya en la niñez- pero además hablaba con fluidez: ruso, polaco, inglés, vasco y finlandés y entendía yidis.

Me impactó la lucidez de la autora, la ausencia de autocomplacencia, su certeza de que no iba a sobrevivir a ese tiempo que le tocó vivir, predecir que su obra sería póstuma. Su lucha por asegurarles un futuro a sus dos hijas. Su clarividencia en contraste absoluto con la falsa realidad en la que vivió su marido, Michel Epstein, quién también fue deportado y asesinado en Auschwitz.

3 comentarios:

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  2. Geli, el libro me parece muy interesante, por lo que comentas. Trataré de conseguirlo y leerlo. Gracias por la recomendación.

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  3. Os dejo otra crítica muy opuesta a la mia. Esta es de Solodelibros. Sacad vuestras propias conclusiones cuando leaís la novela.

    "Tanto había uno oído hablar de este libro que, cuando cayó en mis manos, estaba bastante interesado en leerlo cuanto antes para poder formarme una opinión. Y para ilustrar el resultado, nada mejor que el refranero popular: mucho ruido y pocas nueces.

    “Suite francesa” es un libro incompleto, como casi todo el mundo sabrá a estas alturas. Su autora, Irène Némirovsky, de origen ruso y ascendencia judía, fue detenida por la gendarmería francesa en julio de 1942 y asesinada en Auschwitz a los pocos días. La idea de escribir una gran novela en cinco partes, un fresco de la situación en la Francia ocupada por los nazis, se vio truncada por ese crimen y lo único que la autora legó a la posteridad fueron las dos primeras piezas de su composición, ‘Tempestad en junio’ y ‘Dolce’.

    En la primera se narra la huida de París de varios personajes que volverán a aparecer a lo largo de las páginas, y que Némirovsky planeó utilizar en toda la obra de forma recurrente. En ese éxodo forzoso se mostrará, a veces de forma descarnada (y otras no tanto), la confusión de los vencidos, la hipocresía de los poderosos y la bajeza en la que muchos cayeron como fruto de aquella hecatombe militar. Quizá este punto sea lo más interesante del proyecto de la escritora, puesto que el ejército invasor apenas es mencionado en todo el libro; las injusticias, los desórdenes y los ultrajes provienen siempre de compatriotas. La guerra no se muestra cercana, excepto en un par de escenas. Los alemanes, aunque presentes en el pensamiento, no se materializan más que en forma de bombardeos esporádicos. Son los propios franceses, en su huida desesperada, los que se degradan como seres humanos, robándose entre sí los alimentos o la gasolina, abandonando a su suerte a los más desfavorecidos y comportándose como animales irracionales.

    En ‘Dolce’, la historia de un pequeño salto temporal y nos sitúa unos meses después, con la mitad de Francia ya ocupada y las tropas alemanas asentadas en el país. En esta segunda parte la narración se centra en mostrar esa convivencia forzosa de vencedores y vencidos, que provoca situaciones de muy diferente cariz, desde violentos roces hasta enamoramientos apasionados (y condenados a la desgracia). De nuevo Némirovsky se muestra especialmente sañuda con sus compatriotas, mientras que los alemanes son presentados como personas correctas, hasta cierto punto amables y considerados con sus ‘anfitriones’.

    Como se puede observar, la historia, aunque tratada con un tono inusual, no deja de ser manida. Lo cierto es que la novela tiene su mejor baza en el tema que toca, siempre comprometido y digno de mención, pero como pieza literaria no tiene absolutamente un rasgo que la haga merecedora de mención. Irène Némirovsky es una escritora correcta, con cierta mano para la creación de personajes, pero poco más. El libro emociona (a ratos) más por el bagaje informativo que uno lleva a cuestas que por la tensión que la autora imprime a su prosa. La segunda parte es más afortunada en cuanto a comportamientos y representación de caracteres, gracias al enfoque de la escritora, que huye de ciertos estereotipos y nos muestra unos personajes creíbles por su debilidad y flaqueza.

    Pero, repito, la novela no despierta un interés real en tanto que obra literaria; si acaso, como muestrario de situaciones horribles y aberrantes. A lo largo de sus más de cuatrocientas páginas uno se llega a aburrir con ciertos pasajes, por lo que uno tiende a pensar que el proyecto que Némirovsky tenía en mente hubiera terminado por ser un novelón infumable, pese a quien pese.

    En resumen: un libro interesante como documento histórico de ese periodo tan oscuro de nuestra historia, pero adocenado como obra narrativa. "

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